llegando a Antequera los olivos se ven más profúsamente. Y en una glorieta, les hacen homenaje mostrando un molino.
Lo primero era visitar los dólmenes (no me preguntéis por qué), los más grandes de Europa, creo. Lo bueno es que desconocía uno de ellos y quedará para otra ocasión si se tercia. Y me dio que pensar que en el 4700 a.c. gentes que tal vez luchaban por subsistir, dedicaran tanto esfuerzo para dar cobijo a sus seres queridos una vez muertos, cuando hoy vemos imágenes de gente que no hace el más mínimo gesto de solidaridad y pasan de largo ante otro ser humano caído en una acera. ¿Hemos evolucionado?
La zona histórica de Antequera también era menester visitarla.
Y por supuesto, el Torcal de Antequera. Que no me defraudó para nada. Aunque me hubiera gustado ver los fósiles de ammonites... pero todo no se puede hacer.
Hasta luego.
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