21 septiembre 2012

En la ruta de los dosmiles III Nevadín

 A casi medio camino, la sequía es menos patente. El verde de los prados, no obstante, no oculta que el otoño se acerca sigilosamente.
 Sin embargo el calor aprieta, y las fuentes están secas. Pero el esfuerzo tiene la recompensa de las vistas.


 Ya se ven otros valles de otras tierras. Y la montaña que parece una pez diablo, está mirando el lugar donde los romanos extrajeron oro en las entrañas de una ladera que tal vez no difiera mucho de la que vemos ahora.



Arriba, vuelve a aparecer el murciélago, que me resulta simpático. Diría El Quijote, "que me place".


Las Ubiñas hacia el este, destacan entre todos los picos de alrededor. Agrestes, casi crueles, con noticias de rescates, de heridos y de muertes. No son para mí. Sólo busco llegar, donde me lleven mis pies, sin "gatear".
Definitivamente el otoño se proclama con carteles como el del serbal de cazadores repleto de frutos, días antes de su llegada oficial. Está impaciente. Y lo espero con ganas. Con ganas de cambio. Con ganas de agua. Con avidez del colorido arlequinado de estos montes cuando deciden sus árboles comenzar a descansar.



Y llego a mi hogar temporal. Me espera la familia, la amistad, la sidra y el buen yantar.


Y un cielo donde no cabe una estrella más. La Vía Lactea dividiéndolo en dos. Y la constelación del cisne, que tal vez apunta que se acerca a nosotros de tierras más lejanas, para pasar el invierno con un poco más de comodidad.

Chao.

05 septiembre 2012

En la ruta de los 14 dosmiles ;) II

Días antes del Pico el Río, habíame acercado al Cueto de Arbas. Tanto tiempo sin ser hollado por mi.
La Laguna de Arbas sigue pareciendome guapa. Y me gustan los arándanos que ya encuentro por el camino.
Es una ruta breve. En hora y media, desde el aparcamiento de la estación de esquí, estás arriba, poco más o menos.  Primero por la pista, y después por la senda y cresteando.
Curiosamente, la Laguna de Arbas, no se ve desde el Cueto de Arbas. Pero si Brañas de Arriba, el Valle de Leitariegos, El Cornón, ...


La Calluna está muy guapa; aunque no de arándanos, ni moras, ni moruenganos, alegra la vista.
Hay gente comiendo en el merendero, y me llegan unos olores que merecen mi atención. Por desgracia no estoy invitado.
Recuerdos me traen estos camiones. ¿Se seguirán fabricando?
2007 m.s.n.m.a. Un bonito paseo, y concurrido.

En la ruta de los 14 dosmiles ;)

Empiezo mal, me pierdo con el coche. Me encuentro. A los pocos metros me vuelvo a perder andando. Marcha atrás y por fin doy con el camino correcto. Larga jornada espera.
Dejo atrás los melojos. No quedan sombras ya. Todo brezos y campas. Ahí quiero llegar, al Pico El Río.
Me encuentro buenos amigos por el camino, aunque es conveniente no acercarse mucho. Está en posición de ataque. Y atacó a mi vara. Se fue tranquilamente y yo seguí mi camino sin molestarla más.

Aun queda ganadería por estos montes. Asturiana de los valles, con buenos morfotipos y para producción de carne. Da menos trabajo, necesita menos inversión, y está menos regulada que la producción de leche. Creo que puedo decir sin temor a equivocarme mucho que hay buena carne en esta zona.
Desde el tsagunatso, que los hombres han ayudado para que conserve el agua más tiempo, puede verse el Cornón, la más alta cumbre de la zona.

Y como piano, piano se va lontano, al final llego, después de 4 horas. De parar un momento para comer un bocadillo de jamón con tomate del bueno. De ver la Tsagunona en las faldas del Pico Helena. Y me encuentro con unas vistas estupendas, y con un buzón que parece señalado tal vez por algún amigo de la Rosa de los Vientos y del ya desaparecido Juan Luis Cebrián.
Y dentro del buzón, una delicada nota, que alguien dejó dos días antes
Dejo el Pico El Río atrás; esta vez no "cresteo" Sierra Delgada, sino que la atravieso por un lado. Y al varíar un poco la ruta de vuelta, me encuentro un chozo de pastores, restaurado. Unos restauran, y otros destrozan, ya que se veía el humo de un incendio no muy lejos, y un helicóptero afanoso intentando apagarlo.
Y siete horas después, en casa. Sin ansiendades, sin urgencias.