aunque no me subí a ningún catamarán (queda pendiente para otra vez), recorrí la margen izquierda del Sil desde los Peares hasta Montefurado, parando en todos los miradores que vi y buscando algunas vistas a mayores.
No se puede negar que está bien aprovechado el Sil energéticamente hablando, es una continua sucesión de embalses a estas alturas. Y cables de alta tensión por todos lados.
Cerca del mirador del Castro hay un monasterio que no tenía pensado visitar, pero como llegué hasta allí, aproveché para sacarle unas fotos e imaginar someramente la vida en un recinto como este. La nave de la iglesia me recuerda un poco al túnel romano "boca pequeña" de Montefurado que pongo más adelante. ¡Qué bonitos los claustros!, éste también, con su castaño.
En Montefurado cuentan que los romanos secaron un meandro del Sil de unos 2,5 kilómetros de longitud, para obtener más fácilmente el oro que el río arrastraba y que se encontraba en los lodos del fondo. El método fue horadar la montaña para que el agua pasase a su través. En lo alto parece que había algún tipo de fortificación que servía para controlar el paso, y cobrar por utilizarlo. En la riada de 1934 se derrumbó parte del túnel y con ella, parece que cayó la fortificación también. Paralela a la "boca grande" hay una "boca pequeña" que parece ser que tenía la misma función.
Salida del Sil
Boca pequeña
Entrada del Sil
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