18 julio 2020

Neowise

Hola:

uno no recuerda nunca que aunque es verano, en los puertos que cruza el aire del Mar Cantábrico las noches refrescan mucho.
Y uno no recuerda lo que es la soledad en un lugar desconocido, oscuro, no muy lejos de cualquier forma de humanidad, pero sí a una distancia incómoda.
Ladran lo que imagino serán enormes mastines, sin saber si al volverme las fauces de uno silencioso estén a la altura de mis muslos. Los ruidos me ponen en alerta por si alguna osa enfadada la emprende conmigo. Luces se mueven en el cielo aunque todo parece en orden.
Sin medios básicos como es un trípode, intento capturar lo intangible. Y aunque en el visor parecía que lo había conseguido, la desilusión vino a mi encuentro cuando las pude ver.
A pesar de eso, tal vez repita de nuevo hoy la experiencia. Fue un cambio en la rutina de los actos, y en la de los pensamientos. Que salirse de la zona de confort, reporta a veces pingües satisfacciones.






Hasta luego.