pues estuve tan al sur que a mediodía el Sol no hacía sombras. La luz del atardecer y del amanecer son distintas, tal vez porque en un valle entre montañas el orto se retrasa y el ocaso se adelanta.Y tan alto que me seguían con un radiotelescopio en Sierra Nevada, no muy lejos del jardín botánico. El agua era menos fría y más tranquila en Salobreña. Y como en la Edad Media, su alcazaba fue inaccesible para mi.
Las casas colgadas de Cuenca, su zona vieja, con la Torre de Mangana, la Catedral, las callejas, la Hoz del Huécar y la del Júcar,...
Y el paisaje kárstico otra vez, me he dado unas buenas dosis estos días de caliza erosionada, en La Ciudad Encantada, en Los Callejones de Las Majadas,
Y rematar la vuelta por tierras llanas de pinares, pinares resineros a veces, con dos estampas impresionantes del medievo tardío. El Castillo de Coca, pueblo cuna de uno de los tres emperadores romanos nacidos en Hispania, va acompañado por la Torre de San Nicolás, unas murallas con puerta, unas ruinas romanas. El Castillo de la Mota, en Medina del Campo, muestra en su torre del homenaje los impactos de la artillería además de mechinales.
Y ya rematando el día, varias puestas de sol (es lo que genera avanzar hacia el oeste, por tierras un poco más montañosas), sobre los montes de León.
Hasta luego.
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