27 septiembre 2016

Córdoba la Llana. La Mezquita

Hola:

Bufff, sólo por la Mezquita ya merece la pena visitar Córdoba. La piel de gallina se me puso cuando entré en el recinto  (y no por el frío como me decía en broma mucha gente). Si en Sierra Nevada, a más de 3000 metros de altitud parecía que tenía síntomas del soroche, el mal de altura, aquí, en la Mezquita, parecía que tenía síntomas del Síndrome de Sthendal. Las fotos que pongo son un pequeño resumen de sensaciones. Dentro hay mucho más.
Pero si añadimos el Puente y el Templo romanos, el Alcázar, los patios cordoboses (sólo conocí un sucedáneo, creo)... pues que se me quedó muy corta la visita, aunque bien aprovechada.
Y empezó con olivares infinitos; allá donde llegaban los ojos, sólo se veían alineaciones de estos árboles, en el país con mayor superficie de los mismos y con mayor producción de aceite de oliva del mundo.
Las callejuelas de la ciudad, con los faroles encendidos, en el silencio nocturno, no son desdeñables de visitar.
Para llegar a la Mezquita Catedral y como preámbulo antes de entrar, pasé por varios puntos singulares:
Un homenaje a los patios cordobeses en la Puerta del Rincón y un patio.


El Templo Romano, al lado del Ayuntamiento
Callejeando se llega a La Iglesia de San Lorenzo
La Torre albarrana de la Malmuerta
El Alminar o minarete de la Plaza de San Juan

El Puente "Romano" es impresionante, en la margen izquierda guardado por la Torre de la Calahorra, y en la derecha por la Puerta del Puente, con su lápida conmemorativa mencionando al "segundo" de nuestros Felipes. Y en los márgenes del Guadalquivir, un molino y la Noria de la Albolafia (que cuentan que Isabel la Católica ordenó detener porque no podía dormir por el ruido que hacía). El Alcázar de los Reyes Católicos está también al lado.



Y de la Mezquita...hice tantas fotos... dejo algunas, no muestran todo lo que se puede ver, y no hacen justicia a lo que se ve:
Ya en el exterior capta la atención. Añadid el patio de los naranjos y la torre del campanario.
Las columnas han pasado momentos difíciles a juzgar por ésta

El mágico y hermoso interior






Hasta luego.

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