18 enero 2012

La pequeña historia del grillo cricrí

Erase una vez, dando un paseo en compañía de dos pequeños amigos, ascendiendo a una montaña casi mágica, que uno de esos pequeños amigos empezó a sentirse mal.


- Me mareo, parece que me voy a caer montaña abajo (cosa imposible casi intentántolo adrede).


Le insté a avanzar un poco más, después de sentarnos un momento, y que si seguía encontrándose mal, daríamos la vuelta. Faltaban unos doscientos metros para llegar a la cumbre.


Así lo hicimos. Y cuando a punto estaba de pedirme que cumpliera lo que le había dicho, porque seguía encontrándose mal...en medio del camino, apareció un grillo.








Lo cogí en la mano, y tanta expectación causaron sus piruetas en mi mano, sus caídas al suelo,...que mis dos pequeños amigos querían cogerlo. Y así lo hicieron, y se lo iban pasando uno a otro. Trepaba por sus mangas...Y sin darse cuenta, llegamos arriba.








Tengo que darle las gracias al grillo "cricrí" (que apunto estuvo de llamarse "llogri"), por ayudar a que mi pequeño amigo superara su mal sin darse cuenta. Estando en lo alto, donde debería tener más vértigo, no lo mostró al estar pendiente del grillo.








Cricrí volvió a bajar con nosotros. Lo soltamos un poco más abajo de donde lo encontramos (deberíamos haberlo hecho donde lo hallamos, pero bueno...), en un lugar con agua, en un refugio que le construimos con piedras y en el que metimos hierba jugosa y fresca. Seguramente no acertamos, pero lo intentamos.








Gracias Cricrí, y gracias a mis dos pequeños acompañantes: M. e I.

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